Sumario: | Estos cuentecillos que hoy nos hacen sonreír por su simplicidad y sencillez, en otro momento -Edad Media y bastante tiempo después- formaron parte de la normativa del vivir en sociedad.Para disfrutar de ellos debemos dejar de lado nuestra psicología de personas «modernas» y situarnos en el ambiente en el que fueron escritos.Los ejemplos fueron utilizados por los predicadores medievales (Berceo, Alfonso X). Muchas son anécdotas en torno al diablo, un espíritu ruin o un personaje demoníaco (la mujer, en muchos casos, como el del Arcipreste de Talavera) y tenían como fin prevenir a los religiosos en sus conventos.
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