Sumario: | La juventud de nuestro tiempo ha sido domesticada. "Domesticar" significa desproveer al salvaje de su espontaneidad, su capacidad para inventar y su falta de sensatez para diferenciar entre la realidad y el engaño.Si la educación es algo más que simple transmisión de procesos disciplinares y verdades admitidas -y creo, como educador, que lo es, o que debe serlo- entonces necesariamente contempla la posibilidad de propiciar en las nuevas generaciones el acceso a lenguajes críticos, capacesde ayudarles a cuestionarse los valores establecidos y transformarlos en clave emancipatoria.Si esto es así, es decir, si sigue siendo cierto en la práctica que educar no es domesticar, entonces no podemos afirmar que la juventud actual ha sido domesticada, al menos no a través de las escuelas.
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