Sumario: | Creo que Eduardo Fernández Garbayo me ha solicitado un prólogo para su obra -y del coautor Julio Fernández Cestau- porque quiere poner en práctica lo que tantas veces ha dicho cuando era vicerrector: "Contraten ustedes a doctores, no se arrepentirán señores empresarios". Como pensamos igual y, además, yo creo que incluso los doctores de letras podemos comprender a los de ciencias -pues solo se sabe lo que se puede enseñar en un libro, o en una pizarra, o en la barra de un bar-, he aceptado el reto con agrado, más aún cuando he terminado de leer este interesante libro de historia. He pensado a menudo en los antecedentes, en el rápido progreso de la Química a partir de Lavoisier y en el enorme acelerón que supuso la tabla periódica; también en el retraso que tuvo laciencia en España.
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