Sumario: | En el transcurso de los años que he dedicado a la formación de actores, he visto con mucha frecuencia a alumnos dinámicos, creativos, libres, alegres y espontáneos en la práctica del movimiento y en el lenguaje hablado, hasta que llegaba la hora de ir al escenario a representar un personaje literario: todo eso desaparecía como por arte de magia, se transformaban en cuerpos mecánicos, muy poco expresivos y principalmente sin identidad clara, cuerpos que "obedecían" ideas sobre el personaje, habiendo perdido gran parte de su singularidad expresiva. ¿Dónde estaba la clave de esta transformación tan drástica, tan mecánica y poco interesante, tan "pensada"? Esta es la pregunta que me ha orientado.
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