Sumario: | El elemento constitutivo de una biblioteca consiste en formar una colección y proyectar sus servicios con el fin de responder a determinados objetivos, sirviendo a una comunidad de usuarios. Sin esta fuerte convicción en los objetivos y la proyección al servicio, la colección permanece inerte y tal vez no podría ni siquiera llamarse biblioteca a esta organización. El servicio es el corazón del negocio de la biblioteca. La adopción de metodologías de gestión responde a las exigencias íntimas de una administración eficaz que optimiza resultados, llevando a cabo su cometido. Las culturas y las prácticas de la calidad han entrado en el horizonte de las bibliotecas. Se incorporan a la gestión y planificación conceptos como: centralidad en el usuario; mejoramiento continuo; una visión global de los problemas; y la gestión basada en los procesos, con modelos transversales de responsabilidades compartidas en función de resultados (en lugar de modelos jerárquicos). Gracias a los estudios de usuarios obtenemos una información fundamental para orientar las acciones de la biblioteca. Son la base para confeccionar un plan de marketing que busque llegar a los lectores reales y potenciales de la institución y, sobre todo, permita conocer sus necesidades y expectativas, de modo de alcanzar su satisfacción. La gestión por proyectos es una de las metáforas organizativas que mejor encierran un cambio cultural y operativo marcado profundamente por la transformación. Se compone de un conjunto de valores, recursos, técnicas y proyectos encaminados a introducir nuevas y avanzadas soluciones organizativas, administrativas, tecnológicas, productivas y de servicios. Al enfatizar en procesos de cambios constantes en el tiempo, es posible transformar el modo de ser y de obrar de una organización bibliotecaria y se pueden desarrollar y difundir procesos de aprendizaje individual y organizativo. Una cultura corporativa nace y se desarrolla fruto de las relaciones con la sociedad, con la propia organización y con cada una de las personas que forman parte de ella. Su dimensión ética la encontramos en los valores compartidos y en el conjunto de principios de comportamiento dentro de la organización que se transmiten a los nuevos miembros. La cultura corporativa traduce los valores en comportamientos a nivel individual de sus miembros, que lo demuestran en sus prácticas de trabajo. La biblioteconomía del siglo XXI es un desafío apasionante que se ha revitalizado por la evolución de las nuevas tecnologías, la profesionalización de los bibliotecarios, el crecimiento exponencial de contenidos y las nuevas concepciones sobre los usuarios y la gestión. Una invitación que seguramente, como bibliotecarios, será de placentera aceptación.
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