Sumario: | El papel de un tesauro en los sistemas de información es validar, desambiguar sentidos de las palabras y relacionar los términos en una estructura de conocimiento que simboliza un área de trabajo o investigación. El tratamiento del tema en esta obra refleja la destreza adquirida como resultado de la elaboración de tesauros en diferentes áreas del conocimiento. La autora coordinó la elaboración del Tesauro Latinoamericano en Ciencia Bibliotecológica y de la Información que es usada para normalizar el lenguaje de indización y recuperación de la base de datos INFOBILA (Información y Bibliotecología Latinoamericana) a través de un control de los usos de los términos que representan el conocimiento bibliotecológico en América Latina, con la intención de lograr una transferencia de los conocimientos del tema. Otra de las experiencias que sirvió de base para desarrollar esta obra fue el Macrotesauro Mexicano para Contenidos Educativos que constituye la estructura de organización y clasificación de los videos desarrollados para fines educativos que se transmiten a través de la señal televisiva en México o de la red Internet. El sistema de conocimientos educativos está representado en el corpus del tesauro y las relaciones léxicas entre términos para indizar contenidos temáticos que abarcan todos los ámbitos del conocimiento, por lo tanto, suponen un buen aprendizaje en materia de estructuras clasificatorias temáticas. La práctica desarrollada en los tesauros construidos culmina con la obra que ahora da a la estampa y que nos ofrece a los estudiosos de la Bibliotecología y la Documentación. El esfuerzo ha sido notable, tratar de sistematizar en una monografía un manual claro y asumible por estudiantes y especialistas sobre un tema que goza de abundante y, tal vez, excesiva bibliografía en términos generales pero no específicos: el concepto de tesauro documental y su aplicación en la información impresa, digital y multimedia. Ello ha requerido enfrentarse con el eterno problema de la conceptualización del documento -célula viva y mutable permanentemente- de nuestro quehacer profesional; el proceso de la indización de documentos impresos, digitales y multimedia; la tipificación certera de los lenguajes documentales y, por fin, un renovado concepto de tesauro, así como la construcción de un modelo para su configuración, todo ello justificado en su magnífica introducción. De modo sintético y, a nuestro juicio, terminante “El tesauro -afirma la Dra. Naumis- es un lenguaje documental que brinda apoyo, tanto al indizador para traducir los términos usados por un autor, como a los profesionales de información en un departamento de consulta, o los usuarios interesados en la tarea de expresar las búsquedas en los mismos términos del sistema de información”..
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