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|a En condiciones naturales, las abejas forman colonias autosuficientes y regulan su población dependiendo de las reservas de alimento almacenadas. En base a esto, disminuyen su número en invierno, manteniéndolo al mínimo con el fin de no agotar las reservas de miel y polen que poseen. Y así aguantan hasta la primavera, donde la nueva aportación de néctar y polen hace posible una estimulación en la cría, con el objetivo de aumentar en poco tiempo el número de abejas pecoreadoras y aprovechar así los recursos de las floraciones.Todo este equilibrio se rompe cuando el apicultor extrae la miel de las colmenas, sobre todo antes de la estación fría y sin floraciones.En este caso, si se pretende que la colonia sobreviva a este período, es necesario aportar alimento y monitorizar su evolución. También, debido al objetivo de sacar el mayor rendimiento de las abejas, se puede alimentar para estimular la cría con vistas a un aprovechamiento más eficiente de una floración prevista próximamente. Por último, la alimentación puede servir como apoyo a una colonia débil para evitar que desaparezca.
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