Sumario: | Su primera etapa como novelista, cifrada en una sola década, luce cuatro títulos, todos bastante convencionales, Resurrección, de haber abandonado la pluma en aquella época o de haber muerto, lo recordaríamos como un mero narrador costumbrista interesado en comedias de clase media durante el periodo del segundo Imperio (1840-1890). Pero un revés habría de trastornarlo para siempre. De todas sus novelas, me quedo con las que juzgo sus cuatro mejores: Blas Cubas; Quingas Borda, diez años posterior y que se lee como secuela; Don Casmurro, que según algunos críticos es su novela mas sufrida y humana y que se publica exacto al mismo en que Joseph Conrad da a luz Herat of Darkness (1904); y Esau y Jacob (1904). Lo mismo que El alienista, las primeras dos, como lo ha comprobado Clotilde Wilson, ilustra la preocupación de Machado de Asís por la insanidad, sobre todo por la megalomanía y lo acercan a Erasmo de Rótterdam en la medida en que la normalidad es vista como insanidad y viceversa, y el ego es el universo y al revés.
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